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Especialista en abordajes endoscópicos a la hipófisis

Abordajes endoscópicos a la hipófisis

En la actualidad la endoscopia es la técnica que usamos para el tratamiento de los tumores de hipófisis. Es especialmente útil en casos de abordaje transesfenoidal en el que se prevea una segunda intervención, ya que respetará perfectamente la anatomía nasal.


El carácter menos invasivo de este acceso nos ofrece siempre ventajas que son especialmente interesantes para niños, personas de edad avanzada o pacientes debilitados por su enfermedad de base. En todos los casos, la endoscopia es la mejor opción porque se trata de una técnica menos invasiva, lo que permite la rápida recuperación y la ausencia de taponamiento nasal que disminuye las molestias respiratorias posteriores. De este modo, aseguramos un mayor confort y tolerancia postquirúrgica.

Colocamos al paciente, bajo anestesia general, en posición supina con la cabeza flexionada 10 grados y apoyada en un cabezal de herradura. En algunos casos se utiliza el neuronavegador.

Utilizamos un endoscopio rígido que se introduce a través de la fosa nasal escogida, habitualmente la derecha. Las primeras estructuras identificadas son medialmente el tabique nasal y lateralmente el cornete inferior.

 

El endoscopio se dirige por el suelo de la cavidad nasal hasta localizar la coana, que es una referencia fundamental en la orientación durante esta primera fase. Una vez hemos creado este espacio, a  1,5 cm por encima de la coana encontramos el receso esfeno-etmoidal, donde se encuentra el ostium esfenoidal que nos servirá de referencia para acceder al interior del seno esfenoidal.

 

Después de localizar el seno esfenoidal, procedemos a la coagulación del receso esfeno-etmoidal. Con una fresa, separaremos la unión del septum nasal con el rostrum del seno esfenoidal. Una vez realizada la apertura a nivel del ostium comunicaremos los dos ostiums (uno de cada lado) y crearemos una apertura anterior, de tamaño suficiente, por donde trabajaremos. 

 Una vez abierto el seno esfenoidal, en su interior encontraremos la silla turca, las prominencias ópticas y carotídeas y el clivus. Es importante identificar dichas estructuras para así poder evitar complicaciones. Se identifica la silla turca, se procede al fresado del suelo de la silla y posteriormente la apertura de la duramadre donde se localiza el tumor y la hipófisis. El objetivo es realizar una exéresis completa del tumor, respetando la glándula hipofisaria. Una vez comprobado que se ha podido resecar todo el tumor, se procede al cierre, mediante sustitutos durales y/o una placa de reconstrucción del suelo sellar.

 

 

Fig 14 A. Agujero en el suelo sellar realizado por una fresa (flecha). 

  1. Una vez se ha fresado todo el suelo sellar, se ve la duramadre ya abierta (D), con la glándula hipofisaria (H) subyacente. C. Se empieza a mostrar el tumor (T) D. Exéresis del tumor con legra.

TUMORES Y PATOLOGÍAS QUE TRATAMOS CON ESTA CIRUGÍA